Landa fue madurando un quinteto fugado en Murguil y remató su compañero de equipo. Gallopin no pudo en los últimos metros y también cedieron Dumoulin y Mollema.
Alfonso Herrán Seguir
Actualizado a las: 29 julio 2017 17:56h CEST
El Sky jugó perfectamente sus bazas: Kwiatkowski se impuso al sprint en un grupo de cinco fugados y se llevó la txapela de la Clásica de Donostia,
que se fue decantando en la subida a Murgil: estaba el triunfo entre
él, Dumoulin, Gallopin, Mollema y su compañero Landa, que se fueron
agrupando en la bajada.
Tras mucho marcaje por las calles de Donostia,
el francés arrancó, pero estaba maduro por el ataque previo de Landa (al
que por línea interna su compañero Kwiatkowski le pidió gas para
jugar sus bazas o en su defecto hacer trabajar a los compañeros para su
remate). El triunfo fue incontestable.
Hacía
un día precioso, limpio, de playa en Donostia, pero muchos dejaron el
sol para sentir la brisa que levanta el paso de decenas de ciclistas a
toda metralleta. Otra vez se decidió casi todo en la pared de Murguil Tontorra.
A siete kilómetros de meta, muy estrecho y con un nueve por ciento de
dureza, el puerto no decide del todo la carrera pero en la bajada puedes
dar un hachazo, sobre todo por la proyección que te da la última curva.
En la Vuelta al Pais Vasco se subió a Igeldo desde otro sector, por
Orio. Su inicio es muy explosivo y a veces se dan movimientos que toman
la figura de escapada buena. Luego hay una zona intermedia que baja un
poco y la última parte es un hormiguero de gente.
El italiano Moscon (Sky) había abierto camino anteriormente y entró
escapado por ese punto, con 221 kilómetros a la espalda, pero la manada
le devoró por detrás. Se lanzaron Vanendert y luego Nieve para Landa. Este arreó a falta de 8.5 kilómetros
con la idea de no parar hasta ver el techo del puerto. Gallopin le
aguantó y entró bien al relevo, mientras Urán saltaba por los aires
atrás. Mollema consiguió enganchar con ambos.y Dumoulin y Kwiatkowski
se esforzaron por hacer lo mismo. El trío cabecero alcanzó seis
segundos de ventaja.
Sky estaba ante un dilema: ¿apostar por Landa
delante o esperar la baza de Kwiatkowski, que bajó Murguil como una centella? La carretera zanjó el debate porque Kwiatkowski
bajó Murguil como un misil y logró su propósito, de tal forma que
enganchó de forma indirecta a Dumoulin. Landa lo intentó a algo más de
un kilómetros para acabar pero antes de desenterrar el hacha de guerra con la subida a Arkale y Murguil Tontorra, en
el paso por Hondarribia y el callejeo por Irun, a 40 kilómetros, se fue
castigando al personal con un continuo cambio de mando en la punta de
lanza del pelotón, muy distanciada con la cola, con
aceleraciones, desorden y latigazos, con ganas de hacer daño, al salir
de una rotonda la inercia hacia que el paquete, en fila india, se
estirase mucho, con los de atrás en constante látigo. se fueron formando
grupitos. En ese tramo solo trabajaba Quick Step para mantener el
orden.
La Clásica amaneció con movimiento. Casi con el banderazo de salida arrancaron Bystrom y Chetout, y después les siguieron Insausti, Delage, Erviti, Pfingsten y Le Turnier.
en Jaizkibel, a pie de puerto, en la primera pasada la distancia cogía
un techo de cuatro minutos y medio.
El Sky demostraba que no venía a
disfrutar del precioso paisaje y asociado al Caja Rural trataban de
gobernar desde atrás. En esta aventura guipuzcoana, Intxausti
experimentó las enormes ganas que tenía de sentir las piernas girar en
busca de protagonismo. La fuga murió a 56 kilómetros para acabar la
Clásica, aunque antes Erviti dio el último coletazo huyendo de la
vigilancia del grupo delantero.
Fuente:www.as.com